martes, 2 de octubre de 2012

2 de octubre no se olvida.

Por: David Baik

México tiene razones de peso para recordar el segundo día del décimo mes del año. La primera es claramente un hecho reprobable por parte de las fuerzas del orden hacia un grupo de estudiantes en la plaza de las tres culturas, hace 44 años. Pero ese asunto no es el que nos compete aquí, sino lo ocurrido hace exactamente siete años en la capital de Perú.

Corría el año de 2005 sin ninguna motivación aparente. Mis Pumas poco a poco caían a lo más bajo de la tabla porcentual después de que el año anterior conquistaron todo. México vivía un proceso sólido al mando de Ricardo Antonio la Volpe y acababa de terminar una representación más que digna en la Copa Confederaciones, quedaba asegurar el pase al Mundial de Alemania; nadie volteaba a ver lo que sería la gran alegría del fútbol mexicano en la primera década del siglo XXI.

Nunca pensado…

Los medios de comunicación apenas y le daban seguimiento a esa generación comandada por Jesús Ramírez, pocos veían los partidos en vivo, yo mismo miraba con ojos de indiferencia a esa selección de desconocidos. Todos pensábamos que ya no quedaban más sorpresas para ese año.
La primera ronda paso sin grandes expectativas. Se le ganó a Uruguay (que ya son clientes juveniles), a Australia y se perdió con Turquía quedando en segundo lugar del grupo B.

Costa Rica. El principio de la hazaña.

No fue sino hasta el partido de Cuartos de Final donde todo el país volteamos la mirada hacia esos héroes sin nombre. Un autogol de Efraín Juárez le estaba dando el pase a semifinales a Costa Rica, desfondado el conjunto tricolor logró sacar apenas el empate al minuto ’88 con un gol del ex-villano del encuentro, Juárez nos mandó a tiempo extra. Seis minutos empezado el primer tiempo de complementación cayó lo que sería la loza de concreto para los ticos, un gol de Ever Guzmán, aderezado con otro de Carlos Vela al ‘109. Se escribió así la historia del pase a semis.

Semifinales, Holanda, goleada, realidad.

El 29 de septiembre, me animé a sintonizar el canal 7 para ver como “le iba” a México en una semifinal imposible contra la juvenil Naranja Mecánica. Dominio total, de principio a fin, marcador de escándalo, humillación ajena, nada de sueños, fútbol y realidad. Después de lo conseguido contra los ticos, comenzaron los comentarios de un posible campeonato Sub-17, que rápidamente fueron apagados cuando se supo que el rival sería Holanda. Nuevamente cayeron las expectativas de lo que se podía conseguir, sin embargo los niños héroes del fútbol tenían una idea diferente. Cuatro goles fueron el resumen perfecto con el que México destrozó a los europeos. Dos del “duendecito” Villaluz, uno de Héctor Moreno y Ever Guzmán para cerrar la cuenta.


Aunque usted no lo crea… México campeón del mundo.



Venía la gran Final, faltaba rival que se conocería tres horas después terminada la goleada contra Holanda. En un duelo de alarido, Brasil se convertiría en el rival, 4-3 el marcador ganándole a una aferrada Turquía. 5:00 p.m., pitazo inicial, un ojo al gato y otro al garabato, a la par de la final Sub-17 se jugaba el primer partido de la NFL fuera de los Estados Unidos: 49’s de San Francisco contra Cardenales de Arizona ante un lleno en el estadio Azteca. Un estruendo invade el Coloso de Santa Úrsula, la pantalla gigante del estadio proyecta las imágenes del momentáneo 1-0, del optimista 2-0 y del definitivo 3-0. Los jugadores de ambos equipos no tienen idea de lo que pasa.
De vuelta en Perú, México ganaba 2-0 al medio tiempo obra de dos magníficos tantos de Carlos Vela y Omar Esparza. El tercero, al ’86, obra de arte por parte de Ever Guzmán, ¿mi reacción? Quitarme la playera de México (que ya no encuentro) que tenía puesta, correr en topless por la casa gritando “¡¡¡Campeón, campeón!!!”

¡SÍ se puede!

El parte aguas que fue el campeonato Sub-17 de Perú puso en claro por donde estaba el progreso del fútbol mexicano: en la juventud. Sí, la mayoría de los jugadores de esa generación se perdieron, pero a partir de ese momento, los directivos y dirigentes emprendieron una serie de acciones y campañas para darle apoyo a las fuerzas básicas, el futuro del balompié azteca. Los torneos juveniles, primero sub-20, después se les unió sub-17 y actualmente contamos desde categorías sub-13. ¿El resultado? 2011: Campeón Sub-17 de nuevo, tercer lugar del mundial Sub-20 en Colombia. 2012: Campeón del torneo Preolímpico, campeón del torneo Esperanzas de Toulon y por supuesto campeón del torneo olímpico Londres 2012.



Cabe destacar que a la generación dorada de 2011, se le ha dado seguimiento. El 80% del plantel campeón es ahora la selección sub-20 que se prepara para ir en el 2013 al mundial de la categoría en Turquía. Éste equipo ganó además este año dos torneos en Holanda y uno más en territorio asiático. ¿Se podrá un campeonato sub-20? SÍ, SÍ SE PUEDE.



Brasil, el cliente.

Sí, aunque no se crea, todas las finales en categorías diferentes en que México se ha enfrentado a Brasil siempre, SIEMPRE ganan los aztecas. Confederaciones de 1999, Sub-17 de 2005 y claro la final Olímpica de este año.



En el 2005 México le dijo al mundo que sí se puede, nos hizo gritar de emoción sintiéndonos los número uno por primera vez en el deporte que tanto apasiona a la nación entera, se comprobó que con esperanza y buen trabajo se consiguen las cosas. Sin pensarlo esos 21 jóvenes dejaron sembrada en nosotros una semilla, que la historia y el deporte de las patadas se han encargado de empezar a florecer para que dentro de unos años pueda cosechar en un ya para nada imposible, en un visible y ¿por qué no? Alcanzable… México, campeón del mundo. 

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