jueves, 4 de octubre de 2012

Con la soga al cuello.


En el futbol actual, la exigencia de resultados es mucho mayor que en otras épocas, México es un claro ejemplo de ello, dentro de los torneos cortos, la presión es doble, pues si se juegan solo 17 partidos, ningún DT puede darse el lujo de perder 7.

Desde las primeras jornadas “ruedan cabezas”, en nuestro fútbol es natural el despido de un técnico en la jornada 5 o 7, a tan solo poco más de un mes del comienzo del torneo se comienzan a despedir técnicos, muchas veces por pequeñas malas rachas que podrían ser revertibles, pero los altos mandos del fútbol, al parecer no pueden esperar.

He aquí la discusión de siempre, muchas veces se confunde la continuidad con el continuismo, los resultados pueden no ser adecuados para las aspiraciones de los clubes, para el medio deportivo el principal culpable es el Director Técnico y suena lógico, es más fácil despedir a solo una persona que a todo un equipo.

A veces la necedad o excesiva fe en un proyecto puede ser un desastre, en el fútbol se puede “apostar” por diversos proyectos, algunos más convincentes que otros, pero mientras ruede la bola todo puede ocurrir.

Aterrizando este tema en el Apertura 2012, algunos equipos ya han cambiado su timonel tras once jornadas. En el caso de Atlas se nota una leve mejoría de la mano de Tomás Boy, quien llegó a imponer disciplina y a buscar un juego agresivo, algo totalmente diferente a lo que hizo “La Pájara Chávez”,  quien denotaba bastante conformismo en cada partido: la falta de garra y de hambre de triunfo, era evidente.

El caso más sonado, es el de las chivas, de John Van´t Schip. El rebaño sagrado no tiene ni pies ni cabeza, bajo el esquema “Barcelonista” apenas ha logrado sumar 13 unidades en un total de 11 partidos. ¿Debería Jorge Vergara despedirlo? A mi parecer, la respuesta es no. A pesar de los malos resultados, al inicio de la temporada se le apostó a la escuela holandesa de la mano de Johann Cruyff y se decidió cambiar el césped del estadio “Omnilife” por pasto natural; lo cual habla del compromiso de Vergara con dicho proyecto.

Las abuelas dirían: “Roma no se construyó en un día” y es verdad, lo mínimo que podrías ofrecerle a un director técnico recién llegado, es un semestre de trabajo sin riesgo alguno, sin presiones, para intentar generar un volumen de juego y un estilo definido, con el cual se pueda sumar una gran cosecha de puntos.

El problema es que en un sistema donde se considera un fracaso el no clasificar a la liguilla, o donde la tabla porcentual es una pesadilla para “los de abajo”, los resultados al parecer tienen que ser inmediatos, muchas veces debido a la presión que ejercen los medios de comunicación.

Si empatas tres duelos seguidos, los medios hablan de una crisis y eso lo consume el aficionado, quien deja de ir al estadio, por lo tanto los ingresos del club disminuyen, lo que da pie a creer que en verdad se está en crisis.

Para cerrar mi participación en este jueves, les dejo una frase de Jorge Solari respecto al tema de hoy:

“Si el dirigente que me contrata como técnico y a las dos fechas me echa, él se tiene que ir primero, porque se equivocó feo en la elección.”


Por: Dante García

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