En el
futbol actual, la exigencia de resultados es mucho mayor que en otras épocas, México es un claro ejemplo de ello, dentro de los torneos cortos, la presión es
doble, pues si se juegan solo 17 partidos, ningún DT puede darse el lujo de
perder 7.
Desde las
primeras jornadas “ruedan cabezas”, en nuestro fútbol es natural el despido de
un técnico en la jornada 5 o 7, a tan solo poco más de un mes del comienzo del
torneo se comienzan a despedir técnicos, muchas veces por pequeñas malas
rachas que podrían ser revertibles, pero los altos mandos del fútbol, al
parecer no pueden esperar.
He aquí la discusión
de siempre, muchas veces se confunde la continuidad con el continuismo, los
resultados pueden no ser adecuados para las aspiraciones de los clubes, para el
medio deportivo el principal culpable es el Director Técnico y suena lógico,
es más fácil despedir a solo una persona que a todo un equipo.
A veces la
necedad o excesiva fe en un proyecto puede ser un desastre, en el fútbol se
puede “apostar” por diversos proyectos, algunos más convincentes que otros,
pero mientras ruede la bola todo puede ocurrir.
Aterrizando
este tema en el Apertura 2012, algunos equipos ya han cambiado su timonel tras
once jornadas. En el caso de Atlas se nota una leve mejoría de la mano de
Tomás Boy, quien llegó a imponer disciplina y a buscar un juego agresivo, algo
totalmente diferente a lo que hizo “La Pájara Chávez”, quien denotaba bastante conformismo en cada
partido: la falta de garra y de hambre de triunfo, era evidente.
El caso más
sonado, es el de las chivas, de John Van´t Schip. El rebaño sagrado no tiene ni
pies ni cabeza, bajo el esquema “Barcelonista” apenas ha logrado sumar 13
unidades en un total de 11 partidos. ¿Debería Jorge Vergara despedirlo? A mi
parecer, la respuesta es no. A pesar de los malos resultados, al inicio de la temporada
se le apostó a la escuela holandesa de la mano de Johann Cruyff y se decidió
cambiar el césped del estadio “Omnilife” por pasto natural; lo cual habla del
compromiso de Vergara con dicho proyecto.
Las abuelas
dirían: “Roma no se construyó en un día” y es verdad, lo mínimo que podrías
ofrecerle a un director técnico recién llegado, es un semestre de trabajo sin
riesgo alguno, sin presiones, para intentar generar un volumen de juego y un
estilo definido, con el cual se pueda sumar una gran cosecha de puntos.
El
problema es que en un sistema donde se considera un fracaso el no clasificar a
la liguilla, o donde la tabla porcentual es una pesadilla para “los
de abajo”, los resultados al parecer tienen que ser inmediatos, muchas veces debido a la presión que ejercen los medios de comunicación.
Si empatas
tres duelos seguidos, los medios hablan de una crisis y eso lo consume el aficionado,
quien deja de ir al estadio, por lo tanto los ingresos del club disminuyen, lo
que da pie a creer que en verdad se está en crisis.
Para cerrar mi participación en este jueves, les dejo una frase de Jorge Solari respecto al tema de hoy:
“Si el
dirigente que me contrata como técnico y a las dos fechas me echa, él se tiene
que ir primero, porque se equivocó feo en la elección.”
Por: Dante García
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