lunes, 17 de septiembre de 2012

Tres Letras...

Por: Yeol Baik González


          Fútbol s. m. Deporte que se juega entre dos equipos de once jugadores y que consiste en meter un balón en la portería del contrario, utilizando los pies, la cabeza o cualquier parte del cuerpo que no sean las manos o los brazos...

          Eso es lo que dice el diccionario, así definimos este deporte que mueve masas, esta gran actividad del ser humano que despierta una pasión incontrolable, incontenible e inexplicable. Por que no importa que equipo defiendas, que camiseta vistas o que colores uses. Cuando juega tu país, en el momento en que salta a la cancha en una Copa del Mundo, el pueblo entero se une en un apoyo casi caótico, sin importar que seas una señora cansada de oír al marido hablar de "ese maldito juego que ves con tus cuates"... cuando la pelota rueda, nada más importa.

      Pero, ¿qué es en realidad el fútbol/football/futebol?
¿Son solo carreritas por una pelota? ¿Son tiros enajenados a un marco de 2.44 m. X 7.32m.? ¿Es sólo la emoción eterna de competencia entre los hombres? Gary Lineker, ex delantero inglés considerado el mejor de la década de los 80's definió el fútbol después de perder en penales la semifinal en el mundial de Italia '90 de esta forma:
"El fútbol es un deporte que inventamos los ingleses, juegan once contra once y siempre gana Alemania."
      Sin embargo, eso tampoco es el fútbol. ¿Qué es entonces el fútbol? ¿Por qué levanta tantas ganas de competir? Puede ser el hecho de que es un deporte sencillo de entender, fácil de jugar y barato además. No necesitas más que cuatro piedras, unos amigos y un balón desgastado. Puede ser esa sensación de pertenecer a un conjunto que lucha por una emoción en común. Puede ser esa algarabía que causa el saber que el objetivo está ahí, cerca de ti, a menos de 100 metros de distancia, el sentir que lo puedes tocar, que alcanzas la gloria, ese deseo permanente de clavar los treinta y dos gajos de cuero sintético en esa malla blanca rebosante de alegría para poder gritar a tus compañeros, amigos, seguidores o fanáticos el anhelado ¡GOOOL! Puede ser, puede no ser.

          Lo cierto es que tres letras son suficientes para detener el mundo, son suficientes para hacer voltear la mirada a propios y extraños a ver un monitor y prestar atención a un marcador, son suficientes para detener el corazón, para hacernos gritar, para hacernos llorar, para hacernos enojar, para defender a morir los colores de un equipo, para soportar años de males solo por ver un ínfimo instante de consagración. Al grito de gol se detiene el tiempo. Solo nos queda decir... fútbol, gracias por existir.

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